Monday, January 12, 2015

Las seis teorías más famosas sobre la etimología de España

Existen actualmente muchas teorías sobre lo que es y no es España. Todos los españoles hablan de ella para decidir si existe o no, si existió desde el principio de los tiempos o si es un invento de la era moderna, si designa un conjunto de naciones o si es una nación ella por sí misma.

Lo más destacado de toda esta discusión es que todos citan el nombre del país, pero ¿saben de dónde viene? ¿Cuál es el misterio que se esconde detrás del sustantivo propio que designa a este controvertido estado o nación, y que pasó a ser sinónimo de todo el primer imperio en cuyas fronteras no se ponía el sol?

Presten atención, porque al final de este artículo cada lector podrá sacar su propia conclusión, y todos utilizaremos el nombre de España con un poco más de conocimiento de causa. Porque precisamente aquí vamos a hablar de eso: del significado de esa palabra, de la misteriosa etimología que da sentido al vocablo mismo con el cual se nombra a este Estado, uno de los dos que actualmente comparten la Península Ibérica.

Sería ridículo dudar hoy en día de que la palabra "España" procede directamente del latín "Hispania", nombre con el que los romanos designaban una diócesis de su Imperio que abarcaba la Península Ibérica y una región del norte de África entonces llamada la Tingitania. Así pues, la etimología en castellano está clara. Pero sólo hemos aplazado el problema, pues ahora la pregunta será: ¿a qué nos remite el nombre en latín?

Teoría número 1

La teoría popular y legendaria. Es, quizás, la más antigua. Según cuenta, tanto Hispalis como Hispania eran derivaciones de los nombres de dos reyes legendarios de España, Hispalo y su hijo Hispano o Hispan, hijo y nieto, respectivamente, de Hércules.

Teoría número 2

También es una etimología popular, aunque tiene su base en los eruditos de la antigüedad clásica, que, como se sabe, todavía no habían descubierto el método científico. Es bien sabido que los pensadores romanos y los griegos gustaban de asociar nombres entre sí y extraer lo que a ellos les parecía el origen de las palabras por medio de relacionar las semejanzas de unas con otras. Esta disciplina es la madre de los actuales estudios etimológicos, y se extendió no sólo durante la Edad Antigua, sino también prolongándose a lo largo de la Edad Media. Y lo que es más, no sólo los eruditos la practicaron, sino también el pueblo llano, dando pie a una gran cantidad de leyendas urbanas sobre el origen de muchas designaciones que nos ha llegado incluso hasta hoy, a pesar de estar demostradas como falsas o tener un origen para nada científico.

En tierras de España tuvimos a un gran erudito hispanogodo, San Isidoro de Sevilla, que vivió a caballo de los siglos VI y VII, y nos dejó toda una colección de veinte libros titulada "Las Etimologías", de la cual el libro décimo se dedica justo a esto: a especular con las etimologías que dan origen a una serie de palabras. En esta obra se encuentra precisamente la primera definición de España que no es la de la Hispania Romana, puesto que el Imperio había caído ya más de tres siglos antes.

En los textos latinos más antiguos, la palabra que nos compete aparece escrita como "Ispania", sin hache. Su raíz no latina estimuló la imaginación de los historiadores romanos, entre los cuales surgió la teoría de que con toda seguridad la palabra «Hispania» procedía de la fenicia «I-span-ya», a la que atribuían el significado de "Tierra de conejos". La civilización fenicia, heredera de las colonias griegas, ya se hallaba asentada en la Península Ibérica mucho antes que los romanos, en torno al siglo V antes de Cristo, y posteriormente sus colonias pasaron a ser controladas por Cartago.

Partidarios de esta teoría eran Plinio el Viejo, Catón el Viejo y Catulo, quienes citaban las tierras ibéricas como un lugar repleto de damanes, unos mamíferos parecidos al conejo y extendidos en África. De hecho, en algunas representaciones y monedas acuñadas en «Hispania» suele aparecer una dama con un conejo a sus pies. Toda una curiosidad, si tenemos en cuenta que los griegos designaron a las actuales tierras que pueblan España y Portugal como la «Península Ophioússa», que significa «tierra de serpientes». ¿Sería porque la imaginaban poblada por serpientes reales, o tal vez por las numerosas serpientes que todavía se pueden ver grabadas en muchos petroglifos celtas?

Teoría número 3

El hecho ya citado de que en los textos romanos más antiguos la palabra se escribiera "Ispania", llamó posteriormente la atención de los estudiosos de la Edad Moderna. Desde el inicio de esta era, muchos de ellos comenzaron a preguntarse si no habría habido una interferencia entre las palabras "Ispania" e "Hispalis". Así comenzó a defenderse la creencia de que «Hispania» es una deformación de "Hispalis", palabra de origen íbero que significaría "la ciudad de occidente", y que, al ser Hispalis (la actual Sevilla) la urbe principal de la península, los fenicios y, posteriormente, los romanos dieron su nombre a todo su territorio. Esta teoría tuvo mucha aceptación hasta 1927.

Teoría número 4

A pesar de las observaciones de los eruditos romanos citados, nunca se han podido encontrar fuentes que expliquen si los fenicios denominaban «I-span-ya» a toda la Península Ibérica o cuál era el significado de esta palabra. Y existía un obstáculo de fondo para que la etimología ofrecida por los romanos perdiera fuerza en su verosimilitud.

Como ya hemos visto anteriormente, la palabra fenicia shaphan, de la que hacían proceder el término Hispania, no significaba exactamente conejo, sino damán. El problema es que los damanes no existían en la península, aunque sí en Fenicia y en el Creciente Fértil. Hubieron de surgir los estudios filológicos verdaderamente científicos para que se pudieran desarrollar distintas teorías con más visos de aproximarse a la realidad.

En 1767, el historiador y hebraísta Cándido María Trigueros propuso en la Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona, que el término podría significar la tierra del norte. Según su teoría, los fenicios habían descubierto la costa de Hispania bordeando primero la costa africana, y aquélla les quedaba al norte. El alfabeto fenicio (al igual que el hebreo) carecía de vocales. Así spn correspondería al hebreo y arameo sphan, significando en fenicio el norte.

Teoría número 5

Esta teoría es la más aceptada en la actualidad, y es debida a Jesús Luis Cunchillos y José Ángel Zamora, expertos en filología semita del Centro Superior de Investigaciones Científicas de España. Estos dos filólogos realizaron un estudio comparativo entre varias lenguas semitas y determinaron que la raíz spy en fenicio, de la cual en el mismo idioma derivaba la palabra span, significaba batir metales. Así pues, I-span-ya se traduciría como "tierra donde se forjan metales", denominación que refería a la fama que las minas de oro de la Península Ibérica tenían entre los fenicios. De esta teoría, entre otras, habla José María Blázquez en esta entrevista.

Teoría número 6

Se trata de otra sugestiva teoría moderna. Su autor es el filólogo e historiador Enrique Cabrejas, descifrador del bronce de Luzaga. Según él, la palabra "Hispania" siempre se pronunció como nuestra actual "España" en las lenguas oriundas de la península, y la grafía Hispania es únicamente la que emplearon los romanos para imitar la pronunciación que oían de los habitantes de estas tierras porque no tenían otra forma de escribirlo. El nombre "Ispania" fue dado por los griegos que se quedaron allí a vivir y que habían precedido a los fenicios, y querría decir algo así como "Lugar de los hijos de Pan", ya que eran adoradores del dios Pan, palabra que en griego también significa todo.

Si conoces alguna otra teoría sobre el origen de la palabra España, te invito a que la dejes en la caja de comentarios.

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