Sunday, January 10, 2016

Colón sí descubrió América.

1.- Una polémica artificial y vieja


Aunque algunos, en medio de esta ignorancia ilustrada que nos ha tocado vivir, creen que es una novedad o un hallazgo moderno, cuestionar que Colón hubiera descubierto América es una vana discusión recurrente que ya viene de lejos. Tanto que ya en su Historia del Nuevo Mundo publicada en Venecia en 1565, el historiador Girolamo Benzoni escribe lo siguiente:

Estando Cristóbal Colón a la mesa con muchos nobles españoles, uno de ellos le dijo: 'Sr. Colón, incluso si vuestra merced no hubiera encontrado las Indias, no nos habría faltado una persona que hubiese emprendido una aventura similar a la suya, aquí, en España que es tierra pródiga en grandes hombres muy entendidos en cosmografía y literatura'. Colón no respondió a estas palabras pero, habiendo solicitado que le trajeran un huevo, lo colocó sobre la mesa y dijo: 'Señores, apuesto con cualquiera de ustedes a que no serán capaces de poner este huevo de pie como yo lo haré, desnudo y sin ayuda ninguna'. Todos lo intentaron sin éxito y cuando el huevo volvió a Colón éste al golpearlo contra la mesa, colocándolo sutilmente lo dejó de pie. Todos los presentes quedaron confundidos y entendieron lo que quería decirles: que después de hecha y vista la hazaña, cualquiera sabe cómo hacerla.

Actualmente seguimos en la misma, sólo que en vez de darse la excusa de que otros pudieron ir en lugar de Colón para restarle mérito, se han añadido otras: que ya los vikingos llegaron antes, o los chinos, o los árabes, o incluso los egipcios. Y algunas otras cuantas descabelladas teorías más.

2.- La envidia o la Leyenda Negra están detrás

Lo más curioso del asunto es que la auténtica razón de fondo para aducir todas estas excusas no ha variado desde que Benzoni exponía en pleno siglo XVI: empequeñecer la figura de Colón para tratar de despojarle de su importancia histórica. El texto del historiador demuestra que no es más que la envidia la que se instaló ya desde los primeros monentos entre los detractores de Colón como única causa verdadera del ataque al papel de éste como descubridor.

A partir del testimonio que nos lega Benzoni, se desvela un hecho revelador importante para entender lo que he dicho: a mediados del siglo XVI, nadie de los que están en una gran reunión ante una mesa, sabe que los vikingos o los chinos llegaron antes a América que Colón. En caso de que alguien hubiera estado al tanto de tal circunstancia, se habría dicho en aquella discusión y el Almirante de la Mar Océana se habría tenido que callar.

Es más, ni siquiera los chinos mismos, o los descendientes de los vikingos, lo sabían. Este hecho es evidente, porque si los chinos o los nórdicos hubieran estado al corriente de un nuevo continente, sin duda al menos habrían estado ya utilizando productos procedentes de América, donde a su vez se estarían utilizando productos de reciente origen asiático o europeo, debido al inevitable intercambio. Pero esto no ocurría en absoluto.

3.- Lo que Colón cambió

Hoy en día se habla continuamente de la gran cantidad de productos cotidianos que nos llegó de América. Lo curioso es que no hay ninguno de ellos que se hubiera detectado en Europa antes de Colón. Simplemente no existían anteriormente en el Viejo Mundo al inicio del intercambio iniciado a partir del descubrimiento: el maíz, la patata, el cacao, el boniato, la mandioca, el anacardo, el tabaco, el tomate, todo tipo de pimientos y chiles, el girasol con sus pipas, la ananá o piña, el aguacate, la guayaba, el cacahuete, el pavo (no el real, originario de Asia, sino el guajolote), el cobaya (o "conejillo de Indias", o "cui"), el amaranto, toda clase de calabazas, la quinina, la chumbera o nopal, la nuez pacana, la papaya, la vainilla o el chicle, por ejemplo. Además, existen otros productos originarios de América cuya presencia en Europa se da aunque sea escasa y ocasionalmente, y por tanto no son totalmente desconocidos, como pueden ser el fruto de la pasión, el cainito, o el caimito, si bien ninguno de ellos se produzca regularmente en el continente europeo. Tampoco de ninguno de estos productos hay noticias en Europa antes de Colón.

Y viceversa, hay una gran cantidad de productos, objetos y animales, que son todavía en mayor cantidad que los anteriores y hoy muy habituales en todo el mundo, que eran inexistentes en tierras americanas antes de la llegada de Colón pero que empezaron a circular por allí a partir de éste. Muchos de estos productos son incluso de innegable importancia para la supervivencia económica de algunos países americanos en la actualidad; unos cuantos de ellos son de origen asiático o africano pero fueron llevados al Nuevo Continente por los europeos, que ya los tenían, especialmente españoles y portugueses, y ya los habían introducido en sus propios países siglos o milenios antes, por no ser Europa sino el apéndice occidental del gran continente euroasiático. Entre otros cientos que ahora mismo ni se nos ocurren, podemos escoger un buen número de ejemplos: las manzanas, los membrillos, las peras, los albaricoques, los melocotones (en todas sus subespecies, entre ellos los duraznos), las sandías y melones (todas sus variedades americanas actuales son resultado del cruce de especies llevadas a América por europeos), todos los cítricos: naranjas, limones, limas (incluso la llamada "lima peruana" fue llevada y desarrollada allí por los españoles), mandarinas, clementinas, cidras o toronjas; en cuanto a los pomelos, fueron originados en el Caribe durante el siglo XVIII a partir de cruces de varios de los dichos; el plátano (originario del Índico, fue llevado por los portugueses a las Canarias en 1402 y de ahí los españoles lo llevaron a América en 1516; después de una gran plaga que sufrió en 1950, casi todos los que se consumen hoy en día proceden de un original cultivado en el siglo XIX ¡en la campiña inglesa!), el tamarindo, el mango, el dátil, la chufa (y con ella la rica horchata original), la granada, el higo, las ciruelas, las cerezas, las uvas; y con éstas el vino, el aguardiente y las bebidas destiladas en general, que no existían en América, si bien sí las había fermentadas, de pocos grados de alcohol, como la chicha (especie de cerveza precolombina de baja graduación) o el pulque (bebida americana de fermentación con graduación alcohólica intermedia entre el vino y la cerveza); también se llevaron de Europa los frutos secos, como las almendras, las nueces, el pino piñonero con su piña y su piñón; cereales como el arrozel trigo (llevado en 1532 por la española Inés Muñoz, cuñada de Pizarro), la cebada, la avena, el centeno, los cuales conllevaban el pan (milenario en Europa pero cuya técnica se desconocía en América a pesar de que los nativos consumían el autóctono maíz en otras formas); el cáñamo (y por ende, no sólo su uso industrial sino también las drogas que trae consigo), la caña de azúcar y el azúcar (que se extrae masivamente tanto de dicha caña como de la ya citada remolacha); las abejas y con ellas la miel; la aceituna y el aceite (todo tipo de aceites, pues si bien en América había oleaginosas como el girasol, se ignoraba allí el producto); la alfalfa, las lentejas, los garbanzos, los guisantes o chícharos; hortalizas como el ajo, la cebolla, la zanahoria, el nabo, los rábanos, la remolacha (y, por tanto, la acelga), las coles, coliflores, repollosbrécoles y todas sus variedades, las lechugas, las espinacas, el ñame (originario de África), la berenjena (originaria de la India y llevada a España por los musulmanes al menos tres cuartos de milenio antes, o quizás ya por los romanos); infusiones y bebidas como el café o el ; condimentos, como la sal, la canela, la mayoría de las hierbas, raíces y árboles aromáticos (anís, eneldo, azafrán, albahaca, cilantro, romero, orégano, salvia, pimienta, regalizjengibre, laurel, perejilestragón...); la mayoría de los animales de granja, como el ganado avícola (gallinas, etc., excepto el guajolote o pavo y varias especies de patos), las ovejas y cabras, el ganado vacuno (vacas, toros, bueyes), el cerdo, los caballos, los asnos, (por tanto, también los mulos y burdéganos), el conejo, el gato... Llegaron con los españoles a América también los ahumados; y, junto con el aceite, las frituras; tanto unos como otras se incorporaron a la cocina nativa americana, dependiente hasta entonces en su práctica exclusividad de los alimentos crudos y el asado. De España (especialmente, pero también de Europa en general) se llevaron a América materiales, como el vidrio (vulgarmente "cristal", y con él el alambique, aparato que posibilita la fabricación de bebidas destiladas inventado en el siglo X y experimentado en la Península Ibérica, donde posiblemente se inventaron los espirituosos); el hierro (los nativos americanos más avanzados se hallaban en el equivalente americano a la Edad del Bronce europea), el uso práctico de la rueda, los procesos mecánicos derivados del movimiento circular (norias, molinos, mecanismos con ruedas dentadas...), la pólvora, el jabón y la mayoría de los instrumentos musicales utilizados hoy en día, de muchos de los cuales luego evolucionarían otros ya en América (¿se imaginan Paraguay sin el arpa o los Andes sin los charangos?).

Incluso el panorama patológico y sanitario de ambos lados del Atlántico cambió. Si América hubiera sido descubierta anteriormente, lo lógico es que también se hubieran sufrido las mismas enfermedades en el Nuevo y en el Viejo mundo. Sin embargo, vemos que existía una gran cantidad de dolencias microbianas y víricas que eran características exclusivamente de cada uno de los dos lados del Atlántico, sin que hubieran llegado al otro hasta posteriormente a la presencia de Colón en América. Los europeos transportaron al Nuevo Mundo la viruela, el sarampión, la gripe, el tifus, la peste bubónica, la lepra, la tosferina, la difteria, la varicela y la hidrofobia. Por su parte, más tarde llegaron los africanos llevando con ellos sus propias dolencias, como la anquilostomiasis, la bilharziasis, la fiebre amarilla, la filariasis, la oncocersiasis o la malaria. Y hasta aquí lo que afirma el tópico, el cual frecuentemente omite que el indio nativo no fue menos en este aspecto y también transmitió sus propias enfermedades a los recién llegados, que se las llevaron a Europa, como por ejemplo la buba, la leishmaniasis tegumentaria, la micosis profunda, la pinta, la sífilis, o la tripnosomiasis americana.

En medio de todo esto, podemos afirmar que existen algunas plantas y animales que ya estaban a la vez en Eurasia y en América antes de la llegada de Colón; pero el hecho de que fueran de diferentes especies a uno y otro lado del Atlántico y del Pacífico demuestra que no fueron llevados de uno a otro continente por el ser humano, al menos en una época histórica posterior a un tiempo que se remonte a decenas o centenas de miles de años. Tal es el caso de la castaña, que en Europa era del género y especie Castanea sativa, y que era la base de la alimentación en muchas zonas antes de que llegara la patata, ya que es más grande y de mejores cualidades alimenticias que la dentata, pumila y ozarkensis, oriúndas de América y hoy casi extinguidas por causa de un hongo; o de la zarzamora, que tenía especies diversas también exclusivas de Europa o de América; o el de los los frijoles o habas, que también eran de diferentes especies. Otro caso conocido es el de los perros, asociados al ser humano al menos desde el paleolítico medio, aunque los de América (se usaban por los nativos fundamentalmente como alimento) eran también de menor porte que la generalidad de las razas europeas, tanto que entre los nativos americanos cundía el terror cuando se encontraban ante los cánidos que traían consigo los conquistadores españoles, especialmente mastines, dogos, lebreles, perdigueros y galgos.


4.- Colofón: no es lo mismo descubrir que encontrar

Así pues, si vikingos, chinos o quienesquiera que fuesen, llegaron a las Américas anteriormente a Colón, no debían de saber que se hallaban en un nuevo continente del cual extraer nuevos recursos que ellos no tenían, o bien al cual llevar recursos que faltaban. Simplemente, llegaron allí pero no descubrieron nada.

Algo que no pueden por menos que reconocer los historiadores serios, aunque sea a regañadientes. Por ejemplo el sueco Carl Grimberg, quien afirma:

El descubrimiento de América  [por parte de los vikingos], aunque transitorio y anecdótico, fue el resultado más espectacular de las expediciones normandas; pero comprobamos, paradójicamente, que fue en la práctica el más insignificante. Pues, aunque los escandinavos pisaran América cinco siglos antes que Cristóbal Colón, el descubrimiento no revistió, de hecho, la menor significación histórica. No puede privarse a Colón del honor de haber abierto conscientemente la ruta de América.

Lo cierto es que, si al hablar de descubrir América estamos haciéndolo simplemente del primero en pisar sus tierras sin tener en cuenta ninguna consecuencia global de ello (como ocurre con la arribada a ese continente de vikingos, chinos y cualquier otro antes que Colón), el mérito corresponderá en todo caso e inequívocamente a los antepasados de los nativos americanos, quienes ya se habían instalado allí con antelación a la llegada de cualquier otro a quien queramos señalar.

Para saber más:




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